Ruta de sonámbulo

Gerardo Villanueva / Escritura / Ciudad de México

7.2.21

Calabozo cuatro (2019)


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Calabozo Cuatro (fragmento). Soundcloud

La poesía de Gerardo Villanueva desenmascara la vida y la obra de un campeón “quebrantahuesos” para acercarnos a los avatares de Edwin “El Inca” Valero.

Selina Guadalupe Peña Salgado


Los vertiginosos y potentes pasajes escritos por Gerardo Villanueva nos van retratando a un quebrantahuesos que empezó a utilizar sus puños para dirimir diferencias desde que era un chamito. A cada página nos enfrentamos con textos crudos, contundentes, cuyo ritmo asemeja a esos golpes que se lanzan sobre un cuadrilátero; y así, zarandeados por las letras, nos adentramos al caos de una mente atrofiada, que rememora victorias sobre el cuadrilátero y siente el sabor a sangre de las derrotas debajo de este.

Mauricio Pérez


Reseñas de Calabozo cuatro en revista Grafografxs de la Universidad Autónoma del Estado de México, por Selina Guadalupe Peña Salgado y Mauricio Pérez:

http://grafografxs.uaemex.mx/?p=r_calabozo

Feu G Rare (2016)


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Feu G Rare (fragmento) 2. Soundcloud


El texto es una madura muestra de un poeta explorando distintos registros. Sin perder el pulso de una expresión sofisticada, el autor incorpora registros de distinta índole: el culto mundo del romanticismo francés, la jerga siquiátrica...Es un libro disfrutable e intenso de principio a fin.                                                                                                                

Luis Alberto Arellano


La oscuridad de Goya se ilumina en poemas breves sin título; como es habitual, en verso libre. Así como en prosas e intertextualidades en otras lenguas y demás géneros hasta dar diecinueve textos con un hilo conductor fino, fantasmal y abrasivo.


Ignacio Ballester

http://poesiamexicanacontemporanea.blogspot.com/2020/01/gerardo-villanueva.html


patrivium (2016)

 


Muchos escritores y no pocos poetas hablaron de sus padres, escribieron bajo esa confianza ciega llamada deseo. Invocaron una autoridad discreta que los ligaba a un precipitado de alarmas oníricas y plegarias genéticas, efectos y disonancias rítmicas que ahora nos enfrentan a un dolor como destino. De eso no se trata la poesía de Gerardo Villanueva. Su balbuceo poético no es infantil, y nos pone a prueba con un habla que es también una repetición enigmática de ritornelos que dicen "...el deseo es olvido. Por algún punto nos tocará unirnos. Pa-pá. Dos sílabas no desenredan esta noche la soledad".

Arturo Carrera

Venta en Mantis Editores:

https://mantiseditores.com/libros/patrivium/

Reseña por Diego Espíritu:

https://diegoespiritu.wordpress.com/2016/07/04/resena-a-patrivium-de-gerardo-villanueva/

Reseña en Sinembaargo.mx, por Enrique G. Gallegos:

https://www.sinembargo.mx/30-07-2016/3072778

Carlos Olivares Baró recomienda patrivium en La Razón (28/10/2020):



Transterra (2009)




La consagración de la pangea

Diario Milenio-México (28/10/08)
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Un “cúmulodepalabras” pasa ahora mismo sobre la página. A través de la ventana es posible ver la “monumental M” de la montaña. La tormenta que se avecina será, sin duda, “una precipitación de palabras fundamentales”. La península es un tumor. Después, cuando todo acabe, quedará la “mancha en el asfalto. Fuera de foco/ lúbrica la visión del mecánico”. El firmamento, arriba; la fragancia de ciertos jardines, abajo; en medio: ese estado mental dentro del cual surge, con definitividad temeraria, la visión: “la distancia entre Liechtensein y Uzbekistán es un mar”.
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De aquí hacia allá: la mirada en el telescopio.
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De allá hacia acá: la mirada en el microscopio.
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Entre una y otra: la tecnología del lenguaje sideral.
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De la cintura del continente al registro de los cráteres que contienen “el alma lunar”, el Transterra de Gerardo Villanueva abraza el globo terráqueo en su amplitud más majestuosa y también en la más humana. Activan el ojo, es cierto, pero sus palabras van dirigidas, sobre todo, al pie. Levántate y anda, murmura su Lázaro privado. Toca. Percibe. Elévate y, luego, húndete aquí, nada (de nadar). Nubosidad variable. Sobrevive. Esto es una grieta. Aquí se abre una cartografía privada. El meridiano de la ansiedad se escribe así. La altitud. El viento. Las fronteras. ¿Sientes el palpitar de la geografía bajo la palma de la mano o en el rabillo del ojo? Más que agente globalizador, ese Lázaro que repta iconoclasta en las páginas transterrenas de Villanueva es, para utilizar la terminología de la teórica y crítica literaria Gyratri Spivak, un sujeto planetario. La diferencia entre uno y otro es estética, ciertamente, pero también es política. La diferencia, en todo caso, va más allá de la terminología y tiene que ver con los lazos que vinculan—ya con melancolía o con silencio, ya con celebración o movimiento—a los unos con los otros—al uno con el otro: la naturaleza y la consciencia, el paisaje y la ciudad, la historia y el cosmos.
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En Transterra, quiero decir, las grandes derivas no son abstractas. Aquí la historia se escribe con la mayúscula de las dimensiones estelares y con la minúscula del cuerpo. Telescopio y microscopio al mismo tiempo, el sujeto planetario entiende que la alteridad, en efecto, “nos contiene y nos arroja fuera de nosotros mismos” al mismo tiempo; que, como también lo afirmaba Spivak, “lo que está por encima y más allá de nuestro alcance no es un continuo con nosotros ni es, de hecho, una discontinuidad”. Aquí el sujeto, en efecto, se sujeta: a la superficie terrestre, al devenir de la historia, a la memoria personal, al otro. El ser es una criatura, aquí. La fuerza de la gravedad. Divino y terreno a la vez, en continua retroalimentación con lo que lo rodea, el sujeto planetario se desliza con singulares poderes de percepción sobre esa “tierra existencial”, como la denominara el crítico social Mike Davis, “formada por la energía creativa de sus catástrofes”
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Atenta a la superficie terrestre y a sus fenómenos tanto naturales como humanos, la poesía de Villanueva hace eco de los postulados de una geología contemporánea afincada en una reconsideración puntual de la catástrofe. Contrario a los universos aislados y predecibles que configuraron las imaginaciones de Newton, Darwin y Lyell, la tierra que imaginan unos cuantos científicos conocidos como neo-catastrofistas—entre los que se cuentan Kenneth Hsu en China y Mineo Kumazawa en la Universidad de Nagoya—no es inmune para nada al caos astronómico. Al contrario, parte singular de un sistema solar histórico que no parece preñado de vida a la menor provocación, la tierra es la corteza donde convergen, y esto continuamente aunque a escalas de tiempo distintas, eventos terrestres y procesos extraterrestres cuya evidencia más dramática aparece, precisamente, en forma de impactos monumentales de los cuales se generan las catástrofes. En Transterra, Gerardo Villanueva produce las palabras de esa geocosmología: una amplitud descomunal, una precisión casi científica, el guiño del humor, el fluir constante. Sus náufragos “llegan a Islas Galápagos,/ encuentran un nativo/ sin lenguaje para celebrar/ la recepción. Sus vouyeristas meditan: “Los cúmulos globulares vistos de lejos/ parecen supernovas./ ¿Acaso se trata de un nudo electromagnético, un triángulo amoroso, o/ una galaxia irreverente ? Lo mismo da./ Aquí, las leyes de Kepler se enredan, mientras en el televisor/ la pornografía sigue”. Sus radioescuchas (castellanos o panamericanos o simplemente americanos) le dan pie para invitar a Severo Sarduy: Yo diría que Artaud fue a la Sierra Tarahumara para escuchar.
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De una cierta contraesquina del Pacífico (Tijuana) a la cintura del continente (Oaxaca), de la urbe finisecular (la Ciudad de México) al triángulo de la Polinesia, el sujeto planetario Transterra, que es sólo otra forma de decir “se mueve en el lugar más hondo que es el aquí”. Fuera, pues, del discurso abstracto de la globalidad y enraizado, al contrario, en el más concreto de los posicionamientos errantes, este Transterra transita e inventa un planeta nervioso y herido, cejijunto, socavado. Vivo.


...sintonizo particularmente con su dicción depurada y su brillante imaginería que sorprende el automatismo y los hábitos y desarrolla extrañamente las convenciones, como afirmaba Valéry (cito de memoria) que debía hacer todo poema.

Ángel Ortuño

6.2.21

El vuelo de Luci (cuaderno de tareas)

 



Texto: Gerardo Villanueva / Ilustraciones: Ixchel Estrada

Venta en Fondo de Cultura Económica:

 https://www.fcede.es/site/es/libros/detalles.aspx?id_libro=19171

De acuerdo con el jurado del Premio Hispanoamericano de Poesía para Niños, el libro constituye una propuesta fresca, innovadora e inaugural en el contexto de la poesía para niños. El texto muestra, además, una escritura gozosa, experimental, alejada de estereotipos, que da cabida al humor y la irreverencia.

                                           

El vuelo de Luci (cuaderno de tareas)

Nos encontramos ante un álbum ilustrado que contiene un poemario galardonado en 2012 con el "Premio Hispanoamericano de poesía para niños". El hilo conductor del poemario es Luci tratando de cazar a las moscas que le impiden concentrarse. Para ello, utiliza una red tejida con palabras y silencios, que no es otra que la red de sus versos.

Estos versos se funden con las ilustraciones de IXCHEL ESTRADA realizadas en formato digital con la combinación de dibujos trazados, patrones y fotografías que tratan de ser un apoyo a la lectura, todas ellas realizadas en tonos suaves que invitan a relajarse, para facilitar la inmersión en la lectura de estos poemas que requieren reflexión.

Editado en formato apaisado, con tapa dura y un tamaño de 24,5xI8,5 tiene una sencilla portada en tono café.

Fuente: Revista El Platero, 17/04/2018.



   El vuelo de Luci (cuaderno de tareas)


Luci es una niña que, escribiendo en su cuaderno de tareas, se distrae continuamente por el zumbido de las moscas. Éstas le impiden concentrarse, por lo que decide “capturarlas con la red que tejen palabras y silencios”. Aquí empieza la poética cacería de estos insectos. A través de los versos, nos es mostrado un extenso análisis sobre estos pequeños seres (características físicas, movimiento, comportamiento…).

Un despliegue imaginativo invade toda la historia: la protagonista emprende el vuelo a través de los versos que zumban y revolotean por las páginas; la hermana se transforma en larva; las gafas de la abuela nos ofrecen la mirada a través de los ojos de las moscas…

Esta es la primera obra que Gerardo Villanueva destina a un público infantil, galardonada con el Premio Hispanoamericano de Poesía para Niños en el año 2012 y publicada por FCE en el 2013.

Al abrir el libro y empezar a leer, no nos es de extrañar que fuera ganador de tal prestigioso premio. El uso que hace el autor de recursos literarios (aliteraciones onomatopéyicas, personificación, metáforas…), la riqueza de vocabulario y la abstracción de sus ilustraciones (collage con combinación de técnicas mixtas que nos recuerdan en cierto modo el estilo daliliano), hacen de esta historia una obra innovadora en el ámbito de la poesía infantil.

Poesía contemporánea que nada tiene que ver con la creencia de que la poesía para niños debe ser rimada, regular… Se trata de un juego de versos libres que dialogan con las imágenes y juegan con la forma en la que nos son presentados.

Una poesía que cambiará la forma en la que vemos a estos pequeños insectos voladores.


http://literatil.com/2015/05/18/el-vuelo-de-luci-cuaderno-de-tareas/
Fuente: Literatil, 18/05/2015